Mi propio Viaje Tántrico se inició como una búsqueda de una mejor salud física y de más estabilidad mental. Fue el año 2016. Apenas había escuchado el término Tantra. No estaba segura que quería decir, y aún así decidí dejarlo todo atrás para descubrirlo.

Saltando unos meses hacia adelante, en Londres comencé mi primera formación tántrica.
Desde el día que crucé por primera vez las puertas de la escuela, todo lo que descubría y aprendía (sobre el tantra y el masaje tántrico) cobraba sentido dentro de mi.

Empecé a conectar con mis tesoros – con esas partes de mi misma, que habían estado enterradas bajo las capas de las experiencias negativas del pasado, los los patrones limitantes y los miedos.
Dándome cuenta de que había estado viviendo una vida desconectada: Desconectada de mi cuerpo, de mis emociones, de mi alegría, de mi verdadera esencia, y del propósito de mi vida.

Las prácticas tántricas que aprendía en solitario, y también el bellísimo mundo de los masajes tántricos, me ayudaron a expandir la conciencia y a volver a unificar mi Ser.

Pude conectar de una manera sana con mi mundo emocional, con mi propio cuerpo y con mi Sexualidad. 

Durante el camino iba descubriendo las causas fundamentales de mis propios bloqueos. Decidí enfrentarme a ellos para trabajarlas, respirarlas, y para finalmente empezar a soltar el lastre emocional que no me permitía sentir la alegría y vivir en libertad.